BELLA ANDRE

miércoles, 9 de noviembre de 2016

CAPITULO 18 (SEGUNDA HISTORIA)





Concentrada en hacer una lista de equipos que podrían estar interesados en JP, Paula se sorprendió cuando su padre entró en la sala y se sentó en el borde de su mesa.


—¿Cómo van las cosas con JP?


Ella señaló la pila creciente de papeles al lado de su ordenador.


—Hemos tenido una reunión preliminar y estoy buscando los mejores equipos para él. Necesito ver un poco más las cintas con sus jugadas a ver si tengo una mejor idea de su estilo de juego. Nos vamos a reunir nuevamente mañana por la mañana para discutir los planes inmediatos a corto y largo plazo para su carrera. Probablemente hagamos una presentación una vez que trabajemos sus problemas.


—Entiendo —hizo una pausa antes de entrar en la verdadera razón por la que había entrado allí—. Aún me es difícil creer que Pedro esté interesado en trabajar contigo. ¿Por qué diablos haría una elección como esa?  Especialmente porque ha sido perfectamente obvio desde hace años que sientes algo por él. Me pregunto si siente pena por ti.


Ella nunca se había sentido tan insultada. Estrechó los ojos, más que feliz por poder contestarle.


—Tal vez ha sabido que crees que él está sobrevalorado.


—¿Repetiste nuestra conversación con uno de mis clientes? 
—dos manchas rojas crecieron en las mejillas de su padre.


—Claro que no —dijo ella furiosa como el infierno—. Pero él es un hombre perceptivo y no le llevará mucho tiempo notar que tu atención ha disminuido.


Tomas levantó una ceja, más arrogante de lo que ella le había visto nunca.


—¿Crees realmente que puedes hacerle justicia a su carrera?


Pedro tenía razón cuando había dicho que estaba verde. 
Pero era inteligente y estaba dispuesta a hacer todo lo posible por sus clientes.


—Eso es exactamente lo que pretendo hacer —declaró más seria que nunca. Había ido para representar a Pedro y no solo iba a hacer justicia a su carrera, sino que también iba a hacer algo por la de ella. Dentro de un año, cuando fuese la agente que más ganaba en la Agencia Chaves, su padre tendría que arrepentirse. Apagó el ordenador, cogió el bolso y se puso en pie— Si me permites, tengo un evento al que ir en nombre de uno de mis clientes.


Nunca había hecho algo así en presencia de su padre; nunca había tenido la última palabra. Hasta ahora. ¡Diablos! 


¡Cómo le apetecía mirar atrás para ver si se había quedado con la boca abierta!


Al otro lado de la puerta se recostó contra la pared de piedra, cerró los ojos y respiró profundamente varias veces.


Un pequeño paso. Le había llevado la contraria a su padre y los rayos no habían acabado con ella. Abrió los ojos. No solo estaba bien. Se sentía mejor que nunca.


Le entró vértigo. ¡Era una agente con dos clientes de alto nivel! Sí, estaba asustada, pero había trabajado como agente los dos últimos años y sabía lo que implicaba, ahora solo necesitaba hacerlo.


Salió a la calle y llamó a un taxi.


—Estadio Alfonso, por favor. Inner Sunset.


El Dominador era ahora oficialmente su cliente. Su propio chico malo del fútbol, inductor de la desolación y del orgasmo.


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