BELLA ANDRE
martes, 29 de noviembre de 2016
CAPITULO 41 (TERCERA HISTORIA)
Pedro era un maestro en atraer la atención. Incluso cuando era niño, había sido capaz de olvidar todo menos el juego.
No importaba qué más estuviera pasando en su vida, siempre que estuviera en el campo, estaba bien.
Había estado fuera todo el maldito día.
Tan lejos que los chicos no sólo le estaban dando miradas confundidas, podía ver a un par de los novatos, hambrientos por la oportunidad de brillar en el equipo, hablando de él. Al infierno si ellos tomaban su posición.
Corrió más rápido. Abordó más fuerte. El dolor físico no significaba nada mientas trabajaba en recuperar una de las cosas que siempre había dado por hecho.
Pero permanecía fuera de sus manos
El entrenador de apoyadores tuvo que empujarlo fuera del campo.
―Hora de irse.
Pedro miró hacia arriba, observó que el campo estaba casi vacío. Únicamente Lisandro estaba aún ahí afuera, practicando cómo golpear sus objetivos.
―Pero si quieres correr más alrededor de las marcas de formación, Pedro, soy feliz de quedarme un poco más.
Mierda. No quería practicar ahora. Pero Joe tenía un nuevo
bebé en casa y sabía que quería estar ahí con su familia. No afuera en el campo con algún apoyador mal de la cabeza que no sabía en qué dirección levantarse.
—No, estoy bien. ―No pudo dejar pasar el alivio en los ojos del otro hombre.
Lisandro caminó dentro del vestuario justo cuando Pedro dio un paso dentro del chorro caliente de la ducha.
―No eres el único, sabes.
Pedro golpeó la llave de la ducha.
―Jódete, Lisandro.
Había pasado algunas de sus mejores noches con el chico, celebrando los grandes triunfos con hermosas mujeres, pero no significaba que quería sentarse ahí en toalla y compartir sus sentimientos
—Planeo hacerlo hoy con mi esposa. —Lisandro frotó la toalla contra su cabello, antes de enredar la toalla alrededor de su cintura—. Juliana me contó que conociste a Paula en Las Vegas, pero le dije que no podrías haber encontrado una chica buena como ella en medio de la ciudad del pecado.
Pedro se giró hacia su ex amigo con una mirada asesina en sus ojos.
―No estarás capacitado para follar con tu esposa en un futuro cercano si no eres cuidadoso.
No viéndose asustado en lo más mínimo, Lisandro metió la mano en su casillero, dándole realmente la espalda a Pedro.
—Juliana también dijo que estuviste con Paula por meses. Saliendo en secreto. —Se giró, sosteniéndole a Pedro una mirada conocedora—. Eres un saco de mentiras de mierda, ¿no es cierto? Tu juego fue diferente este domingo. No malo,
sólo diferente. Como si el fútbol ya no fuera la única cosa que te preocupara.
Pedro tensó su puño mientras se preparaba para darle un puñetazo a la engreída cara de Lisandro, difícilmente eso lo haría menos atractivo. No es que a Juliana le interesara. De todas maneras aún amaría al bastardo.
Justo como Paula lo amaba a él. Y la última noche, en vez de mantener sus sentimientos encerrados como le hubiera gustado, se había entregado. Y la amó de vuelta. ¿Qué mierda había hecho?
Era un hombre con bastante oscuridad en su alma para influir sobre su inocencia. El pensamiento de Paula despertándose un día y preguntándose, “¿Por qué lo amaba?” o dándose cuenta de que sólo era el buen sexo y la emoción del momento que la habían hecho pensar temporalmente que lo amaba, matándolo.
Paula no estaba interesada en su dinero, en su fama. Estaba preocupada por su familia, sus amigos y los niños de la escuela. Mientras, en su corazón, él sabía que había vivido totalmente una vida egoísta, y disfrutado todo lo que quiso
Las probabilidades eran que un día se iba a levantar y se sentiría atrapado.
Y entonces cuando se sintiera atrapado, actuaría estúpidamente. No quería prometerle a algo que no podría entregar. La fidelidad nunca había sido su punto fuerte.
Razón por la que nunca se había limitado a sí mismo a una sola mujer y definitivamente nunca le había hecho el amor a una antes. Era el por qué nunca, ni una vez, se había dejado involucrar con una buena chica.
Hasta Paula.
―Mira, Pedro, sé que estabas luchando por salir hoy. Ahora sabes lo que el amor puede hacerte. Joderte en poco tiempo. Pero entonces un día te darás cuenta que realmente eres mejor que eso. Entonces, ¿qué te parece si me cuentas
la verdad acerca de dónde encontraste a tu esposa? Solo entre tú y yo, palabra de explorador.
Lisandro nunca había sido un Scout. Ninguno de ellos dos lo había sido. Y su amigo estaba hablando tan fácilmente del amor que hacía sentir a Pedro aún peor interiormente. Frío
Él y Paula no eran reales. Ni un matrimonio. Ni los sentimientos de ella por él. Había permitido que el maravilloso sexo lo confundiera como claramente había
confundido a Paula.
―Mi abuela necesitaba pensar que estaba estable. Que había encontrado el verdadero amor. Era su último deseo. ―Lisandro sabía acerca de la abuela de Pedro y sus
ojos se oscurecieron con simpatía―. Entonces llamé al 1-800-Buena-Chica y la enviaron.
―Mierda, ¿estás diciendo que te casaste con Paula sólo a
causa de tu abuela?
―Encontré a Paula en un club una noche de viernes, luciendo como un conejo atrapado en los faros. La convencí para que se casara conmigo, entonces se la presenté a mi abuela en bandeja de plata en el hospital un sábado en la
mañana.
Los intestinos de Pedro se retorcieron fuertemente con cada oración. Había pensado que decirlo en blanco y negro lo ayudaría a mantenerlo en orden, que él y Lisandro se reirían de otra jugada alcanzada a la perfección.
Pero Lisandro no estaba riendo. Y Pedro tampoco. Diablos, se sentía como un gran pedazo mierda como nunca antes.
―¿Estás diciéndome que la amable chica que conocí el domingo dejó que la compraras?
―No. ―Joder, no. No era una puta, no se beneficiaría con dinero o joyería por su cooperación―. No tomará ninguna cosa de mí. Dijo que no lo quería.
―Creo escuchar lo que estás diciendo, pero las cosas no son así. Especialmente desde que Juliana dijo que Paula claramente no sabe nada sobre el fútbol. No es una grupi. No quiere tu dinero. ¿Realmente por qué iba a pensar en
casarse contigo?
―Tiene un corazón suave. ―Pedro había visto a Paula con su abuela, con su familia, con los niños de su clase―. No jugué limpio. No dejaría que me abandone hasta que conociera a mi abuela.
Y le había prometido placer, pensando que era un cambio justo. Qué jodido imbécil había sido.
Lisandro frunció el ceño de repente. Muy repentinamente. Sacudió su cabeza lentamente, silbó entre sus dientes.
―Te diste cuenta de que lo hizo porque está enamorada de ti, ¿verdad?
—No está enamorada de mi ―contrarrestó Pedro—. Sólo piensa que lo está.
—Correcto. —Lisandro sonaba poco convencido, pero lo dejó ir—. ¿Así que no deberíamos acostumbrarnos a verla a tu alrededor?
―Estaremos juntos tanto como lo necesitemos. ―El mensaje era implícito, pero fue entendido por ambos hombres, todo cambiaria una vez su abuela falleciera.
Lisandro abrochó sus jeans.
―A Juliana realmente le agradó Paula. Dijo que no era como las otras chicas que has traído. Dijo que el alma de Paula no había sido aspirada con un tubo de liposucción.
Tal vez en otro momento hubiera sido divertido.
Pero Pedro no veía mucha diversión en su futuro. Llegaría el momento cuando Paula ya no estuviera en su casa, en su cama, ni en su vida nunca más. Y eso apestaría.
—Mira, sé que no soy un experto en toda la cosa de la relación. —Lisandro levantó las manos y Pedro lo reconoció como su táctica habitual. Jugando al chico bueno antes de lanzarse a matar.
—Eso es malditamente cierto —espetó, plenamente consciente de la forma en que Lisandro había jodido las cosas con Juliana, conocía todas sus meteduras de pata
de la escuela secundaria. La última persona que debería estarle dando un consejo era este idiota.
Por otra parte, Lisandro era feliz ahora, ¿no? Con una esposa que cualquier tipo del equipo mataría por ella.
Todos, a excepción de Pedro. Porque no podía ver más allá de Paula a cualquier otra mujer en el planeta.
—No sé mucho, pero la cosa es… —Lisandro dejó de empacar su bolsa de lona, miró a Pedro a los ojos—, sé una cosa con seguridad. No podría vivir sin Juliana. No querría hacerlo, punto. Pero casi tuve que hacerlo. Porque fui un idiota. Más de una vez. La verdad es, debería haber estado arrastrándome de rodillas, suplicando, rogando para que ella me diera otra oportunidad y no joderla hace años. —Lisandro
cerró la cremallera de su bolsa, la puso sobre su hombro, y se encogió de hombros—. Como sea, te veo en la práctica de mañana.
Pedro cerró su casillero de un golpe, toda la pared de metal se sacudió incluso después de que él se alejó. ¿Quién mierda se creía Lisandro, dándole consejos?
Corta y seca. Toda la situación con Paula estaba corta y seca.
Había necesitado una esposa temporal. Ella había accedido a cambio de gran sexo. Ambos estaban defendiendo sus bandos en el acuerdo original. Una vez que se divorciaran, que ella ya no se estuviera viniendo alrededor de su polla
cada treinta minutos, se daría cuenta de que no estaba realmente enamorada de él.
Y cuando mirara en retrospectiva, vería que amarlo podría haber sido imposible en primer lugar.
Trabajando como el infierno para recomponerse antes de ir a casa con Paula, casi choca con una mujer esperando en el pasillo.
—¿Cynthia?
¿Qué demonios estaba haciendo la periodista aquí?
Rápidamente colgó el teléfono en su oreja.
—Pedro. Tu entrenador me dijo que te estabas cambiando. Tengo algunas preguntas de seguimiento sobre tu carrera que quería poner en el artículo.
Pedro se las arregló para mantener su expresión despejada mientras caminaba con ella y respondía sus preguntas.
¿El guardia en el pasillo había dejado entrar a Cynthia al vestuario mientras él y Lisandro estaban hablando?
No podía decirlo al mirarla, no creía que estuviera actuando diferente ahora de como lo había hecho la noche anterior.
¿Qué había escuchado?
Mierda. No podía simplemente preguntarle, no podía darle ninguna munición si no la tenía.
Después de que le había hecho sus preguntas, se dirigió hacia su auto. Pero en lugar de conducir fuera del estacionamiento subterráneo, se sentó y se quedó mirando la pared de cemento.
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Uyyyyyyyyyy, me parece que se viene el bolonqui con la periodista. Muy buenos los 3 caps.
ResponderEliminarMientras no haga nada julieta,muy buenos caps @rociibell23
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