Al sábado siguiente, los invitados de la fiesta anual de verano en casa de Pedro en el lago Tahoe estuvieron de acuerdo que aquella era su mejor fiesta. Cualquier sorpresa sobre su relación con Paula Chaves desaparecía al ver el obvio amor entre ellos.
Pedro y Paula estaban de pie, en el centro del patio, y pidieron la atención de todos.
—Me gustaría agradecerle a todo el mundo por subir a Highway Fifty otro año —dijo Pedro— ya que todo el mundo está aquí, creo que es el momento perfecto para anunciar que esta será mi temporada final con los Outlaws.
La noticia asombró a todo el mundo y Paula cogió su mano para darle apoyo.
—Felizmente no voy a dejar el juego que tanto amo. Por el contrario, voy a compartir un despacho con Paula Chaves. Ella se va a ocupar del negocio mientras yo trabajo con los jugadores para llevar sus habilidades al mayor nivel posible —sonrió— si conocéis a algún gran jugador que esté bajo el radar, avisadnos. Vamos a ponerlo en forma.
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Tres meses después exactamente en el mismo local, cuatro docenas de Outlaws aplaudían y silbaban mientras todo el mundo comentaba que aquella boda era el amuleto de buena suerte que el equipo necesitaba para llegar a la Super Bowl una vez más.
Cuando los Outlaws nuevamente vencían, Paula generalmente dejaba sus anillos de boda en casa para ponerse su anillo de la Super Bowl.
Espectacular historia, me encantó.
ResponderEliminarMuy linda, me gustó
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