BELLA ANDRE

miércoles, 26 de octubre de 2016

CAPITULO 11 (PRIMERA HISTORIA)




—Buenos días rayo de sol.


La sonrisa que Paula incrustó en su cara casi desintegró la alegría del rostro de Pedro, demasiado magnífico para su propio bien y su buena salud.


Después de una noche de farra, no era justo que el estuviese tan bien. Aún era un paquete irresistible de músculos y calor, sus dedos largos y bronceados acariciaban el brazo de su silla, como si deseara que estuviese acariciando piel en lugar de cuero frío.


Por lo menos ella presentaba un bonito cuadro frente a su oponente, el muy poderoso hombre sin atractivos que la había contratado para hacer un milagro. Había conocido muchos hombres como Bobby Wilson, que se enorgullecían de ejercer el poder del modo más angustioso posible. Sin hablar de que las mujeres que vencían a estos hombres no eran simplemente bonitas, también eran femeninas y siempre corteses.


Su blusa era atrayente, sin apelar a su sensualidad, además era el momento de la faldita rosa que bailaba alrededor de sus tobillos y los zapatos con atrayentes tacones, era lo mejor para esta reunión.


—Ciertamente espero no haber perturbado su sueño de belleza, Sra. Chaves— dijo Bobby


Paula no lo creyó ni por un segundo. A él le gustaría saber que había destruido su vida entera con aquella llamada...


—Fue un placer oírlo — dijo extendiendo su mano hacia la mano húmeda de él.


El apretón de la mano de Bobby fue flácido, como de un pez muerto. Estaba contenta de encantar al dueño del equipo.Pedro no era el único con carisma. La diferencia era que ella escogía cuidadosamente como distribuirla.


—Por favor, tome asiento. —dijo Bobby gesticulando hacia una silla tapizada que, para su gusto, estaba extremadamente cerca de Pedro. Todo el local estaba demasiado cerca para sentirse cómoda en lo que a él concernía.


Se sentó y cruzó las piernas mucho más satisfecha de lo que debiera, por la evaluación descarada en los ojos de Pedro


Aunque se hubiese vestido para impresionar a Bobby, no le parecía mal que Pedro babease encima de ella y de todas las cosas que no iba a tocar y besar nuevamente también.


Bobby miró de Paula a Pedro.


—Demonios si vosotros no sois la pareja más guapa del concurso de Miss América.


Paula estaba desconcertada.


¿Había una manera más elegante de inclinarse ante él?


Pedro dijo:
—Vamos jefe, los dos sabemos que no soy nada comparado con Paula.


Diablos, él no debería alabarla defendiéndola tan bien de su horrible jefe.


Bobby se sentó en el extremo de su mesa antigua que crujió bajo él.


—Es una pena no haberla encontrado en circunstancias más agradables Sra. Chaves.


El corazón de ella latió alarmado, pero era una profesional en presentar un comportamiento exteriormente tranquilo. 


Con paciencia esperó a que Bobby continuara.


—Vea, linda señora, creí que contratándola como consultora de imagen de este joven semental significaba que mis días de lidiar con sus embarazosas exhibiciones públicas de afecto a chicas bien dotadas habían acabado.


Ella movió la cabeza.


—Claro que sí.


—No soy nada más que un hombre justo — dijo — es por eso que tengo el placer de darle la oportunidad de explicar qué ha causado que esas fotos fueran hechas ayer por la noche.


Le dio un montón de páginas impresas de varios lugares de juerga en internet. En cada uno de ellos, Pedro estaba bailando con mujeres de pechos imposibles y cinturas pequeñas.


Pedro se inclinó por encima del brazo de su silla para mirar las fotos.


—Mi pelo está un poco largo, ¿no cree? Podría necesitar un corte elegante.


¿Él estaba jodidamente jugando? Casi le había dejado tener sexo con ella el día anterior en su casa y ahora estaba mirando sus fotos con otras mujeres desnudas, ¿verdaderamente esperaba que se sentara calmadamente y hablase sobre su pelo?


Muy bien. Los dos podían jugar a este juego.


—Estoy segura de que esas mujeres te pudieron dar consejos de cómo luchar con tu pelo.


Él se sentó de nuevo pareciendo muy satisfecho consigo mismo.


—Siempre he apreciado una buena depilación brasileña.


El rostro de Paula se incendió antes de poder pararlo. No había razón para disculparse con su nuevo jefe; siempre era mejor decir la verdad en situaciones imposibles como ésta.


—Me temo, Sr. Wilson, que el sr Alfonso sea un poco salvaje.


Bobby movió la cabeza, se veía absolutamente contento por esta aseveración.


—¿Por qué no dice lo que verdaderamente estamos pensando todos? Él es un verdadero desastre.


Pedro los interrumpió.


—No todos pensamos lo mismo.


Paula sonrió dulcemente y lo miró.


—Oh, sí, lo estamos.


—Ahora querida — continuó Bobby — si no tiene las habilidades para mantener a este chico salvaje bajo control, entonces querría renunciar ahora mismo.


Nunca. Paula siempre completaba cada tarea con gracia. 


Ningún problema era muy grande, ninguna personalidad muy extraña para que brillase en lo alto y la presentara al público como un nuevo hombre o mujer. Pero sabía que simplemente declarar sus intenciones no serviría para un cretino como Bobby. Tendría que usar su cara bonita.


Lentamente cruzó las piernas, dejando que su falda se levantase un poco, entonces, movió su tobillo hacia arriba y hacia abajo, haciendo que los tacones de los zapatos 
Christian Louboutin lucieran orgullosos.


Dejó salir su voz un poco jadeante.


—Bien, Sr. Wilson, los dos sabemos que no tengo ninguna intención de renunciar a esta cuenta.


No era una novedad que los ojos de Bobby no pudiesen dejar de mirar sus muslos.


Ella continuó.
—A partir de este momento puede contar conmigo para ser personalmente responsable de la reputación de Pedro. La guardaré como si fuera la mía propia.


Bobby continuó mirando perezosamente sus recursos una última vez.


—Sra. Chaves, debo decir que me pinta ciertamente un retrato convincente.


Ella sonrió. A pesar de que tales tácticas le repugnaran era demasiado inteligente para no usarlas cuando era necesario.


—Existe apenas un problema que pueda ver — Bobby le mostró los dientes en una aproximación de sonrisa — solo que no veo como cualquier persona, especialmente una mujer, sin querer ofenderla querida, va a poder controlar a nuestro chico salvaje. No sin un plan perfecto.


Su reputación profesional estaba en juego allí, junto con el pago de su nueva hipoteca los próximos meses.


Una calma súbita la acometió y apretó las manos juntas en el regazo.


Pedro se mudará conmigo esta mañana y las próximas dos semanas no lo perderé de vista. Ni en un entrenamiento, una fiesta o un evento de caridad. Nada.


Ella no podía preocuparse ahora por la reacción de Pedro; lidiaría con él más tarde. Posiblemente con una vara afilada.
Bobby miró con escepticismo.


—¿Te vas a embarcar en esto superastro? — le preguntó a Pedro.


Estirado en su silla, Pedro extendió los brazos tras su cabeza, se estiró y bostezó.


—No dormí bien ayer por la noche — dijo finalmente — estoy esperando ansiosamente un gran café de la mañana y una cama suave. — Levantó una ceja en dirección a Paula — Creo que tu cama es tan buena como la mía.


En aquel momento Paula estuvo agradecida de todo lo que había aprendido de sus padres sobre fingir. En caso contrario se habría movido por la sala y lo habría estrangulado.


—Tengo una adorable habitación de invitados esperando por ti — mintió ella, entonces extendió la mano hacia Bobby — Estoy contenta de que todo esto se haya resuelto y fue un placer conocerlo.


¿Cómo demonios iba a mantener sus piernas cerradas con Pedro alrededor dos semanas enteras?







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